Aunque con 41 años de retraso, la justicia cayó al fin ayer sobre Edgar Ray Killen, condenado a la pena máxima, 60 años de cárcel, por organizar en 1964 los asesinatos de tres jóvenes activistas en favor de los derechos civiles, en el condado de Neshoba (Misisipí). Anciano (80 años) y enfermo, el exdirigente del Ku Klux Klan oyó la dura sentencia del juez Marcus Gordon, quien recalcó que "la ley en EEUU no hace distinciones de edad".

El asesinato de Michael Schwerner y Andrew Goodman, idealistas neoyorquinos blancos de 24 y 20 años respectivamente, y del negro James Chaney, de 21, de Misisipí, se convirtió en uno de los crímenes más notorios de los años 60, en plena década de lucha por los derechos civiles. Los tres jóvenes luchaban contra la segregación racial.

PELICULA DE CULTO La desaparición de los muchachos inspiró en 1988 la película Arde Mississippi , de Allan Parker. El 21 de junio de 1964, los tres jóvenes fueron secuestrados, maltratados y asesinados a golpes y tiros por el Ku Klux Klan con la ayuda de un ayudante del sheriff del condado de Neshoba. Tras una intensa búsqueda del FBI, los cadáveres fueron hallados 44 días después en un pantano. Este caso impulsó la aprobación de la ley de derechos civiles de 1964.

El veredicto de culpabilidad contra Killen fue anunciado el martes por un jurado compuesto por 9 blancos y 3 negros en Filadelfia, precisamente en el aniversario del crimen.

La muerte de tres testigos clave en los años transcurridos impidió condenar a Killen por asesinato, y sólo se le declaró culpable de homicidio, con la pena máxima de 20 años por cada una de sus víctimas. Killen tendrá que cumplir 10 años de cárcel antes de poder solicitar, si vive, la libertad condicional.

Killen ingresó en la prisión de Neshoba County el pasado martes, y ayer acudió a escuchar su sentencia en silla de ruedas y ataviado con el mono amarillo de preso. Su abogado, James McIntyre, adelantó antes de escuchar al juez Gordon, que apelará la sentencia.