Han muerto 68 personas desde que este lunes los fieles al líder tribal más poderoso de Yemen, Cheikh Sadik Ahmar, tomaran las armas para enfrentarse al presidente Saleh y reclamar así por la violencia lo que las protestas populares piden pacíficamente desde finales enero, la dimisión del presidente tras 32 años en el poder. Este jueves, en la capital, Saná, se ha producido el último episodio de este embrión de gerra civil. Una explosión en un almacén de municiones de la familia Ahmar ha causado 28 muertos. Se desconocen por el momento detalles de los fallecidos. En el mismo día, Saleh ha ordenado arrestar a Sadik Ahmar por "rebelión armada". Las acciones están ocurriendo en el norte de la capital, en el barrio de Al Hasba, donde está situado el complejo residencial de los Ahmar. A las diez de la mañana hora local (nueve hora peninsular española) las granadas de mortero comenzaron a impactar en el complejo donde vive el jeque y sus hermanos. Algunos testigos afirman que se están produciendo graves destrozos en la zona. Los habitantes del barrio abandonan sus casas portando sus pertenencias para huir así a los combates que se teme que se extiendan. "Ya no es posible permanecer en Saná. La confrontación llegará a todos los rincones de la ciudad", afirma un habitante, Murad Abdullah, que huye en su coche. El conflicto armado que ha acabado con la vida de más de medio centenar de personas comenzó este lunes, después de que la Policía intentara desalojar un edificio que había sido tomado por hombres armados tribales. A un lado los uniformados de las Fuerzas de Seguridad, al otro los fieles del líder tribal vestidos con ropa de calle. Ambos con armas automáticas y fuego de mortero. Los hombres de Ahmar se han hecho con el control de varios edificios públicos cercanos al campamento base del líder tribal. Entre ellos está el de Comercio y Turismo y el de la agencia de noticias Saba. También han atacado el Ministerio del Interior con lanzagranadas. Saleh califica estas acciones como "una provocación que puede conducirnos a una guerra civil". El líder tribal Cheikh Sadik Ahmar, es el jefe de la poderosa confederación tribal de los Hached, a la que pertenece la propia familia del presidente Saleh. El hermano de Cheikh, Hamid Ahmar, es un reputado hombre de negocions y dirigente del partido islamista de la oposición Al Islah. Cheikh se unión en marzo a las constantes manifestaciones pacíficas que desde finales de enero de este año se han producido por todo el país. Reclaman la marcha de Saleh del Gobierno de un país en el que 9 millones de personas (el 40% de la población, de un total de 24 millones) viven con menos de dos euros al día. Más de un centenar de manifestantes han muerto por la represión de las protestas. El acuerdo del Golfo Saleh se comprometió a firmar un acuerdo ofrecido en abril por las potencias del Golfo, temerosas de que la inestabilidad ayudara a extenderse al facción de Al Qaeda que actúa en el norte del país. Los monarquías ofrecían al presidente abandonar el poder a cambio de inmunidad judicial. La oposición acogió bien esta propuesta, aunque los manifestantes desconfiaban y pedían su dimisión inmediata. Saleh, a pesar de su predisposición inicial, ha rechazado firmar el acuerdo hasta en tres ocasiones. Saleh, en un encuentro con corresponsales este miércoles, dice que el acuerdo sigue sobre la mesa a pesar de su rechazo a firmarlo hasta ahora. "Estoy dispuesto a firmarlo en un marco de diálogo nacional y con un mecanismo claro. Si el mecanismo es adecuado, firmaré el acuerdo de transición y abandonaré el poder. No haré más concesiones".