La Policía tailandesa busca a 84 refugiados rohingya, una minoría musulmana de Birmania (Myanmar), que escaparon del centro de detención en el sur de Tailandia en el que se encontraban recluidos, informó la prensa local.

Dos de los inmigrantes han sido capturados después de que estos se fugaran anoche del centro de detención de Sadao, en la provincia de Songkhla, donde hay encerrados 137 rohingya, según el Bangkok Post.

Los inmigrantes utilizaron limas para cortar los barrotes de las celdas y se deslizaron desde el techo del recinto hasta la calle con una cuerda hecha con pareos anudados antes de huir hacia una plantación de caucho.

Otros 30 rohingya se escaparon del centro de Sadao el pasado 9 de agosto mientras que el mismo día unos 261 inmigrantes de este colectivo se amotinaron en otro centro de detención en Phangnga para pedir su liberación para poder celebrar el fin del Ramadán.

Miles de rohingya han huido de Birmania en los últimos meses, a raíz de la violencia sectaria entre esta minoría y la mayoría budista en el estado Rakhine, en el oeste del país, que en junio y octubre del año pasado causó al menos 192 muertos.

Unas 120.000 personas, en su mayoría rohingya, han sido desplazadas a campamentos de refugiados tras los disturbios en los que unas 8.614 viviendas fueron destruidas.

Los cuerpos de seguridad de Tailandia detuvieron en enero unos 2.000 rohingyas que intentaban entrar en el país por mar o que habían caído en las redes del tráfico de personas.

Tailandia, aunque no es firmante de la convención de la ONU sobre refugiados, concedió al grupo un periodo de estancia de seis meses y lo repartió en 24 centros de inmigración y en refugios familiares, mientras se tramitaba su repatriación o envío a un tercer país de acogida.

Unos 800.000 rohingya viven en Birmania, principalmente en el Estado Rakhine, aunque las autoridades del país les niegan la ciudadanía porque los consideran inmigrantes ilegales bengalíes.

Esta comunidad, considerada apátrida y una de las más perseguidas del mundo según la ONU, también es rechazada en la vecina Bangladesh, donde unos 300.000 malviven en campos de refugiados.