La policía británica obtuvo ayer un mandato judicial para prolongar durante una semana los interrogatorios de los nueve detenidos en la operación antiterrorista del miércoles en Birmingham. Los sospechosos, todos ellos musulmanes británicos de origen paquistaní, habrían preparado el secuestro y ejecución de un soldado británico musulmán para colgar las imágenes en internet.

El supuesto complot, descubierto por los servicios de inteligencia, ha provocado consternación e incredulidad entre las familias y los vecinos de los detenidos. Entre los arrestados hay un tendero, el dueño de una pizzería y un ayudante escolar, bien conocidos todos ellos en la comunidad. La abogada de derechos humanos Amer Anuer recuerda que los servicios de espionaje se han equivocado antes en operaciones similares, como la ocurrida en el norte de Londres el pasado mes de junio.

"Bombas y cinturones""En el incidente en Forest Gate se nos dijo que había bombas y cinturones, que supuestamente se habían encontrado en el lugar y, al final, todo resultó 100% equivocado", afirmó la letrada. La comunidad musulmana de Birmingham teme además ser objeto de represalias racistas. La policía repartió ayer 5.000 octavillas en punjabi, hindi, bengalí y urdu explicando los detalles de su actuación y tratando de tranquilizar los ánimos. El Ministerio de Defensa británico teme, sin embargo, que el suceso pueda dificultar el reclutamiento de musulmanes en el ejército, cuya presencia es ya muy escasa. De los 100.000 miembros de personal en las fuerzas armadas británicas solo 248 pertenecen a la religión islámica.

El antiguo soldado Zeeshan Hashmi, un musulmán que vive en la ciudad de Birmingham, desmintió ayer haber sido el objetivo de los presuntos secuestradores. Su hermano Jabron fue el primer soldado británico musulmán que perdió la vida en acción en Afganistán el pasado mes de julio. El fallecido ha sido calificado de "traidor", por los radicales islámicos. Hashmi sostiene, sin embargo, que "el extremismo no ayuda a cambiar nada".