Caracas despierta con gritos divididos en la calle y se acuesta en medio de atronadores cacerolazos. Los chavistas círculos bolivarianos defienden las instalaciones de Petróleos de Venezuela (PDVSA); en las inmediaciones se manifiestan los opositores. Al borde de la violencia, todos gritan: "¡Ni un paso atrás!" Al decir de Pedro Nikken, expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "o se impone la democracia y se va Chávez, o se impone Chávez y se va la democracia".

Al comienzo de una semana que todos consideran "decisiva", la ciudad bulle en la incertidumbre en medio de banderas negras, compras nerviosas y colas en las gasolineras. "Chávez se llevó la Navidad", dice Marta Padrón, de 18 años. Otra joven, Luisa Oduber, vestida de negro, corrobora: "Todo el mundo está afectado, deprimido, porque esta situación trascendió el ámbito político y afecta nuestra vida familiar, emocional y económica".

PUNTO DE MIRA

Los venezolanos están divididos. "Chávez, que se vendió como el mago capaz de multiplicar los panes, ha sido la mayor estafa", dice Leonardo Padrón. Para este popular autor de telenovelas, "el país político ha destrozado una de nuestras mayores virtudes: la capacidad de armonizar con las diferencias del otro ante unas fraternas cervezas".

Como muchos, el director de las cervecera Polar, Lorenzo Mendoza, opina: "La única salida a la crisis política es la electoral". Otros, como el analista Domingo Guzmán, se preguntan si el Ejército espera más muertos para intervenir. "Son los militares, garantes de la Constitución, los que a fin de cuentas tienen que decirle a este loco que se tiene que ir, preferiblemente a la cárcel", dice Guzmán. Y añade: "¿A qué esperan?"

En la plaza Francia del barrio de Altamira, la adolescente Astrid Carolina se arrodilla micrófono en mano junto a las flores y las velas que recuerdan a los muertos del viernes. "Presidente, no nos robe nuestro futuro; en el país usted no es deseable, ¡váyase!", reza. Tras un largo silencio, los centenares de escuálidos , como los bautizó Chávez, corean: "¡Ni un paso atrás!"

Al anochecer, muchos venezolanos bajan a la calle o se asoman al balcón con ollas, tapas y cubiertos.