Si a principios del año que viene no se han reanudado las conversaciones de reconciliación nacional entre Hamás y Al Fatá, se convocarán elecciones legislativas y presidenciales en los territorios palestinos. Esa fue la amenaza proferida ayer por el presidente y líder de Al Fatá, Mahmud Abbás, para presionar a sus rivales islamistas, con los que mantiene una enconada disputa por el poder. Hamás rechazó el ultimátum, interpretado por muchos como una maniobra de Abbás para prolongar su mandato, que concluye el 9 de enero del 2009.

Y es que nadie cree que sea viable celebrar elecciones en las circunstancias actuales, con Hamás gobernando en Gaza y Al Fatá, en Cisjordania. Ambos reprimen las libertades políticas y se han entregado a las detenciones masivas de sus rivales. Ante este inmovilismo, Abbás había apostado por extender un año más su presidencia, apoyándose en la ley electoral. Esta sucesión de amenazas y desafíos demuestra la escasa confianza que unos y otros tienen en las posibilidades de éxito del diálogo de reconciliación nacional.