Gobierno y oposición esperaban ayer ansiosos la última encuesta. El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Dilma Rousseff creía, no obstante, que nada le arruinaría los festejos. Brasilia, sede del poder, se preparaba ayer para cantar la victoria de Rousseff en primera vuelta, para lo que necesita superar el 50% de los votos.

Alrededor de José Serra, el candidato socialdemócrata, se hacían cuentas a la espera de que se produjera el milagro. El voto a favor de Dilma ha bajado un 7% entre los evangélicos, que aquí son millones, por su ambigua posición frente al aborto. ¿Bastará con eso para que haya segunda vuelta electoral el próximo día 31?