Por tercera vez en un año, Serbia fracasó a la hora de elegir un presidente por el boicot de los ciudadanos a las elecciones presidenciales celebradas ayer. La desilusión y la apatía se impusieron y, al cierre de los colegios electorales, menos de un 40% del electorado había acudido a las urnas, según las proyecciones de voto. Para que la consulta electoral fuera declarada válida era necesario un índice de participación superior a la mitad del censo electoral.

Los dos anteriores intentos de elegir presidente tras la caída del dictador Slobodan Milosevic en el año 2000 fracasaron debido, también, a la elevada abstención. Todo apuntaba a que, ayer, la participación fue inferior en cinco puntos a los comicios del 2002. La jornada transcurrió en un ambiente de apatía, y horas antes del cierre de los colegios daba casi por seguro que la consulta fracasaría.

La práctica invalidez de la consulta electoral lleva al país a una crisis política sin precedentes, sin jefe del Estado desde hace más de un año, con el Parlamento disuelto desde hace tres días y con un Gobierno cuya popularidad ha caído en picado desde el asesinato en primavera del primer ministro Zoran Djindjic.