La matanza de Omagh sigue impune. Sean Hoey, el único acusado de haber participado en el atentado que en 1998 costó la vida a 29 personas, fue ayer absuelto por el Tribunal de la Corona de Belfast. En aquel ataque, el más sangriento en el conflicto de Irlanda del Norte, resultaron heridas casi 200 personas. Entre los fallecidos había dos españoles: Fernando Blasco, de 12 años, y Rocío Abad de 29.

El juez instructor, Reginald Weir, consideró inaceptables las pruebas forenses de la fiscalía contra Hoey, presunto miembro del grupo disidente republicano IRA Auténtico. La fiscalía fundamentó su acusación en una técnica de análisis de micropartículas cuya validez pusieron en duda abogados y varios científicos.