El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (alias Abú Mazen ) necesita de Israel algo más que fórmulas vagas como "responder a la calma con calma". Tras la "satisfactoria" reunión que palestinos e israelís celebraron el miércoles, Abú Mazen exhortó ayer al Gobierno de Ariel Sharon a responder "lo antes posible" a la petición de la ANP de que el Estado hebreo declare oficialmente el cese de las operaciones en los territorios ocupados. "No podemos esperar su respuesta durante una semana o dos", enfatizó.

Abú Mazen necesita que Sharon pronuncie las palabras "alto el fuego" para que Hamás y el resto de facciones armadas oficialicen el cese de hostilidades que el presidente palestino ya ha logrado pactar oficiosamente. Ni Abú Mazen ni los radicales quieren repetir la experiencia de la hudna (tregua temporal) del verano del 2003, que fue unilateral y durante la cual Israel continuó matando y deteniendo a milicianos palestinos. Pero Sharon es reticente a un alto el fuego mutuo y prefiere acuerdos parciales.

UNA TRAMPA La cuestión es que Israel no quiere una declaración formal porque la considera una trampa. "Un alto el fuego es una bomba de relojería que explotará en nuestras caras", insistió ayer gráficamente el ministro de Asuntos Exteriores, Silvam Shalom. "Un alto el fuego no es un objetivo a largo plazo --explicó Shalom-- porque los terroristas mantienen sus estructuras y se refuerzan para volver a atentar en cualquier momento y destruir el proceso diplomático".

La petición palestina de un alto el fuego mutuo fue uno de los tres puntos de la reunión que dirigentes de ambos lados mantuvieron el miércoles, el primero de los encuentros preparatorios para la cumbre entre Sharon, Abú Mazen y el primer ministro de la ANP, Ahmed Qurei.

El segundo punto de la agenda fue la transferencia de la seguridad de varias ciudades de Cisjordania a las fuerzas palestinas. El tercero fue el de los milicianos que Israel considera peligrosos. La ANP estudia ofrecer a los radicales integrarse en las fuerzas de seguridad y Qurei firmó ayer el decreto por el que se prohíbe llevar armas en los territorios ocupados. La ANP consiguió a cambio el compromiso israelí de que liberará, según fuentes palestinas, a 900 prisioneros.

Por supuesto, estas concesiones israelís tienen como condición previa que cesen los ataques. En este sentido, el trabajo de Abú Mazen está siendo del agrado israelí. "Estoy muy satisfecho con Abú Mazen", declaró Sharon a un diario israelí.