El primer ministro palestino, Abu Mazen, hizo ayer un enérgico llamamiento a los palestinos para que abandonen la lucha armada después de 31 meses de Intifada. "Finalizar con el caos armado, que supone una amenaza directa a la seguridad de los ciudadanos, será uno de nuestros objetivos fundamentales", dijo Mazen ante los cerca de 75 diputados reunidos en sesión especial en la Cámara Legislativa Palestina para dar su voto de confianza al nuevo Gobierno.

El Ejecutivo de Mazen, de 24 miembros, obtuvo la aprobación de 51 diputados. Otros 18 votaron en contra y 3 se abstuvieron. No fue una rotunda mayoría parlamentaria. La sesión de la investidura del Gobierno comenzó en la oficina del presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Yasir Arafat, en la Mukata, donde está confinado desde hace más de un año, y siguió en el Parlamento.

"No hay más lugar para las armas que en las manos del Gobierno", aseguró Mazen, que condenó "todas las formas de terrorismo". Además, advirtió a los movimientos palestinos que deberán poner fin "al lenguaje de la provocación". "No negamos el sufrimiento de los judíos, pero esperamos que reconozcan el sufrimiento provocado por la ocupación" entre los palestinos, añadió.

Sus palabras fueron rechazadas por los grupos integristas Hamas y Yihad Islámica. El Gobierno israelí acogió el discurso con cautela y dijo que hará valoraciones sobre los hechos. "El examen de verdad se hará sobre el terreno", declaró Raanan Gissin, portavoz del primer ministro israelí, Ariel Sharon. La izquierda pacifista se mostró esperanzada: "Es una oportunidad histórica para la paz", dijo el laborista Amran Mitzna.

En su discurso ante los parlamentarios, Mazen dijo que su Gobierno está comprometido con la hoja de ruta, la última iniciativa de paz para Oriente Próximo promovida por EEUU con el apoyo de los restantes miembros del cuarteto (Rusia, la UE y la ONU). Además, dejó claro que no está dispuesto a negociar porque, dijo, la hoja de ruta debe ser aplicada, y no negociada.

También exigió el cumplimiento de las resoluciones de la ONU que exigen la retirada israelí de todos los territorios ocupados en 1967.