Agobiado, con manifestantes en contra fuera del Parlamento y con la espada de Damocles de una moción de censura en el cuello, el primer ministro palestino, Mahmud Abas, alias Abu Mazen , afirmó ayer ante los parlamentarios palestinos que si no le dan todo el poder dejará su cargo, algo que satisfaría a los 18 diputados que presentaron una moción de censura.

El entorno de la sede del Consejo Legislativo en Ramala donde Abu Mazen presentó el informe de sus primeros 100 días de Gobierno era el mejor ejemplo de la situación. Unos 200 manifestantes convocados por las juventudes de Al Fatah vociferaban contra Abu Mazen. Un panfleto le acusaba de ser una marioneta de Israel y de EEUU.

Abu Mazen efectuó el imposible ejercicio de defender su gestión, en la que no ha llegado a ningún acuerdo con Israel, no ha logrado mantener la tregua y no ha mejorado la vida de los palestinos.

Abu Mazen se mostró contemporizador. Como Arafat, culpó a las operaciones militares israelís de la muerte de la Hoja de ruta y lanzó el mensaje a las facciones armadas de que no se va a enfrentar policialmente a ellas. Abu Mazen insistió en que Israel debe levantar su asedio a Arafat.