La crisis en el seno del Gobierno palestino se ha sumergido en sus horas más dramáticas. Después de varios días de negociaciones infructuosas en torno a la composición del Gabinete, el primer ministro Abu Mazen decidió ayer romper el diálogo con el jefe de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y lo hizo en un momento más que crucial: el plazo para la formación del nuevo Gobierno se acaba a la medianoche de hoy.

24 HORAS FUNDAMENTALES

Las negociaciones con Arafat "han sido un fracaso", hizo saber Abu Mazen a través de uno de los mediadores. "Y no pienso discutir más", apuntó. Lo que suceda durante estas 24 horas es fundamental, y así lo reconoció el consejero de Arafat, Nabil Abu Rudeina. "O Abu Mazen anuncia el nuevo Gobierno o Arafat nombra un nuevo primer ministro". Varios diputados palestinos afirmaron que las opciones de que se llegue a un acuerdo antes de que venza el plazo son "muy débiles".

La UE y EEUU han cerrado filas en torno a Abu Mazen y le han pedido a Arafat que deje de poner trabas a la formación del nuevo Gobierno. Tanto Madrid como París se pronunciaron ayer en este sentido, mientras que el primer ministro británico, Tony Blair, telefoneó a Arafat para expresarle su inquietud.

Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, declaró que es "esencial" y "urgente" que los palestinos se pongan de acuerdo, y recordó que una de las condiciones que ha puesto George Bush para el relanzamiento del proceso de paz en la región es la reforma profunda de las instituciones palestinas, y, en particular, la existencia de un primer ministro dotado de un "poder real".

Sin embargo, hasta el momento Abu Mazen no ha podido imponer el nombramiento de Mohamed Dahlan como responsable de Seguridad, un hombre que se encargaría de poner en marcha la desmilitarización de la Intifada deseada por el primer ministro y a la cual se oponen tanto la mayoría de la población palestina como el jefe de la ANP. El nombramiento de Dahlan supone la principal diferencia entre Arafat y su primer ministro.

Israel también ve con preocupación el estancamiento de las negociaciones. El jefe de la diplomacia israelí, Silvam Shalom, acusó a Arafat de "torpedear, una vez más, cualquier posibilidad de reactivar el proceso de paz".