El Gobierno iraquí reforzó las medidas de seguridad para proteger a los millones de fieles que participaron ayer en el último día de la Ashura, una de las principales festividades de la comunidad chií. Aun así, al menos nueve peregrinos murieron en dos ataques en el norte del país. El viernes, 70 personas fallecieron y 100 resultaron heridas en los enfrentamientos armados que libraron las fuerzas de seguridad y milicianos de la secta mesiánica chií Soldados del Cielo, en las ciudades de Basora y Nasiriya.

La festividad religiosa, que conmemora el martirio del imán Husein, nieto de Mahoma, culminó ayer en la ciudad santa de Kerbala, al sur de Bagdad, donde yacen en un mausoleo desde hace 13 siglos los restos del santo chií. Más de dos millones de personas participaron en la procesión, bajo un cordón policial de unos 30.000 agentes.