«Neoterrorista». Cuando el diputado de la Liga Alessandro Pagano pronunció ayer la palabra, provocó un pandemonio en el Congreso de Roma. Pagano se refería a Silvia Romano, 25 años recién cumplidos, secuestrada 18 meses atrás en Kenia por Al Shabaab, un grupo de extremistas islámicos de Somalia, y liberada el pasado sábado a cambio de un rescate de entre uno y cuatro millones de dólares, según han escrito los cronistas italianos mejor informados.

La Liga marcó distancias con Pagano, aunque cientos de italianos llevan cuatro días inundando las redes sociales con mensajes amenazantes, incluso de muerte, contra la joven. Los ánimos se exacerbaron todavía más cuando Ali Dehere, portavoz del grupo Al Shabaab, dijo en una entrevista realizada por La Repubblica: «Una parte del dinero del rescate (de Silvia) servirá para comprar armas, que necesitamos cada vez más para combatir la yihad». El resto servirá para para alimentos, sanidad y escuelas para las zonas rurales del país, continuaba la frase.

La joven fue liberada el sábado. Se la conocía por las fotos de una chica sonriente y generosa (trabajaba en una ONG) y ha vuelto a Roma con la jilbab, el hábito tradicional de las mujeres somalís, y diciendo que ahora se llama Aisha, como la tercera esposa de Mahoma, y convertida al Islam.

Los insultos no se hicieron esperar, mientras la familia pide respeto. Y como ha dicho ella misma, tal vez necesite «un tiempo para procesar todo esto».