Los sistemas de control y vigilancia del Banco Central siguen siendo obsoletos en comparación con los ratios de capital y solvencia aplicados en Occidente. Los problemas crónicos de unos 1.100 bancos privados rusos (de los cuales 1.000 son entidades pequeñas) son la ausencia de transparencia, una baja capitalización, la inexistencia de un mercado de acciones bancarias, la gran atracción de las entidades hacia los bonos y acciones y el escaso volumen de préstamos al sector privado.