En agosto del 2014, durante la segunda ofensiva al norte de Irak, elEstado Islámico asesinó a todos los hombres de Kocho, cerca de la frontera con Siria, y esclavizó a miles de mujeres y niñas de la minoría yazidí, vendiéndolas posteriormente como esclavas sexuales. Entre ellas estaban Nadia Murad Bassi y Lamiya Aji Bachar. Ambas sobrevivieron a aquel horror y consiguieron escapar. Desde entonces se han convertido en todo un símbolo de lucha y resistencia para su pueblo. Este martes han recibido durante una conmovedora ceremonia en el Parlamento Europeo el Premio Sajarov 2016 a la libertad de conciencia.

Ataviadas con el traje tradicional, con gesto serio y lágrimas en los ojos, ambas han relatado ante el pleno de Estrasburgo las atrocidades que vivieron y padecieron tras ser capturadas por hombres del ISIS. Primero Aji Bashar, que tiene hoy en día 18 años y que fue capturada cuando tenía 15. “Me compraron y vendieron cuatro veces y cada una de ellas intenté salir huyendo. Me castigaron, me pegaron, me ataron, me violaron. Uno de los que me compraron producía explosivos y me obligaron a ayudarlo. El último era un médico iraquí que dirigía un hospital y nos torturaba y violaba”, ha relatado Lamiya ante un pleno completamente devastado por el trágico relato.

Junto a una amiga consiguió escapar en abril del 2016, pero una mina se llevó la vida de su compañera de huida y a ella la dejó ciega. “Fue el momento más terrible”, ha dicho ante una audiencia profundamente conmovida. “Cuando conseguí levantarme, me di cuenta de que nunca más volvería a ver. Tenía quemaduras por todo el cuerpo y pensé que no volvería a abrir los ojos”, ha explicado. Fue trasladada desde Irak a Alemania, donde recibió tratamiento y recuperó la visión de un ojo. Un hecho detrás del cual ve una señal. “Creo que es para poder ser la voz de las víctimas. Les pido que nos prometan que no volverán a permitir que algo así se repita, que nos van a escuchar, que se va a hacer justicia, que se perseguirá a estos criminales”, ha urgido.

3.500 MUJERES Y NIÑOS ESCLAVOS

Aunque han pasado más de dos años y medio desde que arrasaran su pueblo, Lamiya dice que “hay más de 3.500 mujeres y niños esclavos” yazidís en manos del Daesh. Personas que no tienen ningún valor “ni vivos ni muertos”, personas que han perdido la confianza y que necesitan reconstruir su tierra. “Necesitamos que esos criminales sean llevados ante la justicia. Los yazidís necesitamos protección internacional”, ha proclamado ante un hemiciclo en pie poco antes de reencontrarse con un hermano pequeño que ha vivido en un campamento de refugiados.

Su discurso lo ha escuchado atentamente Nadia Murad, de 23 años, y que consiguió escapar del mismo horror en noviembre del 2014, tres meses después de ser capturada. Con la misma fortaleza que Lamiya ha reclamado a la comunidad internacional que el Estado Islámico sea juzgado por genocidio. “No hay duda de que han querido cometer un genocidio en masa. Han querido esclavizar mujeres y secuestrar niños. Acabar con nuestro deseo de vivir. Han matado a discapacitados, ancianos, mujeres, arrasado con nuestros lugares de culto. Quieren que no tengamos una vida”, ha explicado esta joven que ha sido nombrada embajadora de la ONU para la dignidad de las víctimas del tráfico de seres humanos y que ya fue premiada en octubre con el premio Václav Havel de los derechos humanos delConsejo de Europa.

ORGULLO Y DIGNIDAD

Murad, que ha alertado del futuro que les espera en Irak a los yazidís y a otras minorías, ha agradecido un galardón que dice les devuelve el orgullo y la dignidad. “El Daesh ha escogido el camino de la no dignidad. Europa, el camino del honor y la dignidad”, ha dicho. "Estas dos mujeres nos recuerdan nuestro deber. El mundo tiene que saberlo y actuar. El Parlamento Europeo apoya su exhortación al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", ha reivindicado Martin Schulz en su última rueda de prensa en Estrasburgo.

A la ceremonia también han asistido los otros dos finalistas al Premio Sajarov de este año: el periodista turco Can Dundar y el activista tártaro Mustafa Dzhemilev. Además, el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ha aprovechado la ceremonia para recordar la situación del todavía encarcelado y premio Sajarov 2015, Raif Badawi, y pedir su liberación.