La Policía de Pakistán ha aceptado este jueves una denuncia presentada por un empresario que acusa de blasfemia a la embajadora paquistaní en Estados Unidos, Sherry Rehman, un delito por el que podría ser condenada a pena de muerte.

Tras haber pedido en 2010 la modificación de la ley contra la blasfemia, Rehman recibió amenazas de grupos islamistas, según los documentos judiciales. Aparte, dos políticos que, en su momento, sugirieron reformas de la ley fueron asesinados.

El empresario Muhammad Faheem Gill, de 31 años, ha sido quien ha denunciado este caso, al considerar que las declaraciones de Rehman respecto a la ley, en un programa televisivo paquistaní en 2010 eran blasfemia.

"Hace tres años que intento poner en conocimiento de la justicia este caso", ha comentado Gill a la agencia de noticias Reuters. "Incluso he ido al Tribunal Supremo. Estoy contento de que finalmente se vayan a tomar acciones", ha agregado.

Gill recurrió al Tribunal Supremo, después de que la Policía ignorase sus protestas y fue el Supremo el que ordenó a las autoridades que procediesen a llevar a cabo una investigación en la ciudad paquistaní de Multan (centro).

Este cargo tiene una difícil defensa ya que la blasfemia no está definida y los tribunales suelen mostrarse reacios a escuchar las alegaciones de los acusados, por miedo a que la reproducción de sus palabras pueda desembocar también en blasfemia.

Los casos más recientes incluyen el de un profesor que cometió un error al realizar sus tareas, un hombre que tiró una tarjeta de visita de un hombre llamado Mohamed y el de la joven cristiana paquistaní, Rimsha Masih, que fue acusada de haber quemado páginas del Corán, el libro sagrado para los musulmanes, el año pasado.

La adolescente fue absuelta por un tribunal por la presunta falsificación de las pruebas inculpatorias contra la menor por parte de un clérigo que trataba de desalojar a los cristianos de su área. Ella y su familia se encuentran ahora en clandestinidad.