Ratko Mladic, encarcelado en los calabozos del tribunal especial para crímenes de guerra, ha solicitado que se le deje visitar la tumba de su hija Ana, sabedor de que posiblemente ya no tendrá más ocasiones de hacerlo. Así lo reveló ayer una fuente del tribunal a la agencia France Presse. La hija del acusado, entonces una estudiante de medicina, se suicidó en 1994 en Belgrado.

Según la misma fuente, el exjefe militar de los serbios de Bosnia ha pedido también libros --principalmente de los escritores rusos Turgueniev, Tolstói y Gogol-- un televisor y fresas.