El FBI consideraba a Vincent The Chin Gigante, capo de la familia de los Genovese, "probablemente el personaje más inteligente del crimen organizado". The New York Times le denominaba "el último gran mafioso del siglo XX". Era el único enemigo al que temía John Gotti, padrino de la familia de los Gambino, otro de los cinco clanes de Nueva York. Y fue también el hombre que durante tres décadas se paseó en pijama y bata por el barrio del Village murmurando palabras sin sentido. Así, fingiéndose desequilibrado, burló hasta 1997 a jueces y jurados.

El lunes, en la misma prisión federal de Springfield (Misuri) en la que Gotti murió de cáncer en el 2002, Gigante falleció, posiblemente por problemas cardiacos. Tenía 77 años.

Una historia conocida

The Chin --el apodo generado por el diminutivo del nombre con el que le llamaba su madre, Vincenzo-- nació en 1928 en el Bronx y pronto atrajo la atención de Vito Genovese, figura ascendente en un clan mafioso que fundó en 1931 el legendario Lucky Luciano.

Su primer problema serio con la ley llegó en 1957. Genovese quería asesinar al hombre que dirigía el clan, Frank Costello, y Gigante fue el elegido para matarle. Costello sobrevivió, y aunque en el juicio un portero identificó al hombre que disparó, el propio Costello no quiso hacerlo y The Chin quedó libre. Costello dejó la cúpula y el dominio de la familia pasó a Genovese.

Dos años más tarde llegó la primera sentencia de cárcel para The Chin : cinco años por tráfico de heroína. Genovese fue condenado a 15 años. Mientras él dirigía la familia desde la cárcel, Gigante ascendía. Acusado de sobornar a policías de Nueva York en 1966, The Chin buscó por primera vez ayuda psiquiátrica. En 1970, cuando se enfrentó a cargos por comprar a los cinco policías del pueblo de Nueva Jersey donde vivía, recurrió a la locura.

Su figura en pijama y zapatillas se hizo común en Little Italy y el Village. También era normal verle subirse por las noches en un coche que le llevaba a casa de su amante (que, como su esposa, se llamaba Olympia, y con la que tuvo a tres de sus ocho hijos). Allí, según el FBI, se cambiaba de ropa. Por la mañana volvía a ponerse el pijama.

Los Genovese controlaban desde los sindicatos de constructores hasta la recogida de basuras, desde los muelles de Newark hasta clásicos como el lavado de dinero, la extorsión, los préstamos y el tráfico de narcóticos. Sus actividades llegaban a Filadelfia y Nueva Inglaterra y las autoridades creían que The Chin controlaba en los 90 a la Comisión, el organismo de la Mafia que resuelve las peleas entre las cinco familias de Nueva York.

Ayuda del hermano cura

Durante años fue imposible cercarle legalmente por la alegación de locura que defendía, entre otros, su hermano Louis, cura católico y político del Bronx que aseguraba que Gigante sufría esquizofrenia, demencia y alzheimer. Pero en 1997, gracias a la declaración de mafiosos acogidos al sistema de protección de testigos y a cintas en las que se le oía hablar con normalidad, un jurado le condenó a 12 años de cárcel. En el 2003 The Chin , en un trato con la fiscalía para ayudar a su hijo, también mafioso, reconoció haber fingido locura para burlar la ley. Durante 30 años lo logró.