La agenda de la próxima semana de Nicolas Sarkozy refleja ya el nuevo estilo que el presidente de la República quiere cultivar para recuperar el prestigio y la popularidad perdidos. Sarkozy participará hoy en el homenaje a los combatientes franceses de la primera guerra mundial; mañana, se desplazará al Plateau de Glières, en la Alta Saboya, para homenajear a los resistentes contra los nazis en la segunda guerra mundial y el viernes bautizará en Cherburgo el último submarino nuclear francés.

Sarkozy ha entendido, según la opinión de todos los analistas, que su imagen frívola, narcisista, inmodesta, de presidente bling bling (ostentoso), capaz de discutir con sus opositores con lenguaje vulgar, debe dejar paso a otra definida por uno de sus amigos como de "elegancia y discreción". Por ese motivo, se acabaron las sesiones de jogging en público, las gafas Rayban, las cámaras por todas partes y los paseos en yate. Algunos, de todas formas, dudan de que finalmente lo consiga.