Daisy Osakue tiene 22 años. A primeras horas de la noche de este domingo regresaba a su casa en el barrio Moncalieri de Turín cuando un coche a toda velocidad pasó por el lado y desde el vehículo le tiraron unos huevos. Las cáscaras le han herido la córnea de un ojo. Daisy es una estrella de la selección nacional de lazamiento de disco y nació en Italia de padres nigerianos.

En menos de dos meses, 10 inmigrantes han sido asesinados, apaleados o les han disparado con balines y pistolas de aire comprimido a lo largo de la península. "Llegado este punto parece realmente difícil hablar de coincidencias", escribe el diario 'Corriere della Sera'.

"¿Emergencia por racismo en Italia? No digamos tonterías", ha respondido Matteo Salvini, ministro del Interior, a las numerosas voces que denuncian que sus políticas migratorias y su discurso contra la inmigación pueden favorecer actos racistas por parte de algunos ciudadanos.

Investigadas las redes

Policías locales, nacionales y carabineros están analizando todos los hechos ocurridos para descubrir si a través de las redes sociales existe una especie de instrucción para atacar al inmigrante. “Estoy preocupado por cualquier episodio de violencia, llegue de donde llegue, herir no es correcto", ha dicho Salvini, prometiendo que irá a ver a la campeona de lanzamiento de disco.

La pasada semana, Lenny Delgado, de 33 años, un obrero regularizado de Cabo Verde estaba preparando las decoraciones para una fiesta popular en Cassola ( Vicenza), en el norte, cuando sintió un golpe en la espalda y vió que le salía sangre. El autor, un italo argentino de 40 años, se disculpó ante las autoridades diciendo que había "apuntado a una paloma".

El mismo día C.M., de 19 años, con petición de asilo ya presentada, estaba regresando a un dormitorio popular católico en San Cipriano de Aversa (Caserta), en el sur, cuando desde una moto le disparon a la cara con una pistola de aire comprimido.

Ls retahíla de sucesos ha continuado. Durante la noche del sábado, en Latina, al sur de Roma, murió Hady Zaitouni, un marroquí de 43 años, con algún antecedente "de poca imporancia", según los carabineros. El marroquí, que viajaba en un coche con matricula extranjera, fue acorralado por otro coche con tres occupantes italianos que, al verle pasar, le persiguieron en una carrera que presenciaron numerosos vecinos. Cuando el vehículo del marroquí cayó en la cuneta, los tres perseguidores se ablanzaron sobre él con patadas y puñetazos.

El pasado día 17 en Roma una madre de etnia gitana iba con su bebé en brazos cuando alguien disparó a la niña de 13 meses con un fusil de aire comprimido. Seis días antes,también en Latina, dos nigerianos de 26 y 19 años esperaban un autobús en la parada cuando desde un coche les dispararon. El 20 de junio disparan en Nápoles a Konate Bouyagui, un cocinero de 22 años.

En la norteña Forlí, una mujer nigeriana fue herida en un pie por los disparos efectuados desde una moto. Tres días después, en la misma ciudad, un marfileño de 33 años, herido en el abdomen. De la misma forma resultaron heridos otros dos jóvenes de Mali en Caserta. En Aversa, ciudad cerca a Caserta, disparon en plena cara a otro.

“Miramos con preocupación el clima de odio y racismo que está creciendo en nuestro país”, comenta Christian Ferrari, secretario de la central obrera CGIL - el equivalente a CCOO- en el Veneto. "Ya no estamos ante casos aislados”, señaló en Twiter Emanuele Fiano, del progresistas Partido Demócrata (PD), que ha anunciado una manifestación de protesta para septiembre.

"Existe una escalada racista preoccupante que debe ser reconocida y combatida, y un Gobierno que no reconozca el problema se vuelve cómplice", ha dicho Maurizio Martina, secretario del PD. "No quiero avergonzarme de mi país", ha tuiteado el esprimer ministro Paolo Gentiloni.

Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, ha pedido que "las instituciones paren esta deriva". "Cualquier agresión debe ser castigada, aunque la inmigración no ayuda", ha subrayado Salvini, ofreciendo las cifras sobre los inmigrntes detenidos por algún delito.