Mahmud Ahmadineyad fue ayer el gran protagonista en la apertura de la Asamblea General de la ONU. A falta del venezolano Hugo Chávez, quien canceló su presencia en el último instante, el presidente iraní se llevó el papel estelar en Nueva York. Tenía previsto hablar anoche, y el suyo era el discurso más esperado --más que el de su enemigo confeso, George Bush-- después de que el día anterior se paseara por la ciudad con una apretada agenda que incluyó declaraciones a la prensa y una conferencia en la Universidad de Columbia. "Irán no va a atacar a ningún país", subrayó el lunes. "Siempre hemos mantenido una política defensiva, no ofensiva, y nunca hemos buscado expandir el territorio", añadió. Ahmadineyad no cree que EEUU esté preparado para una guerra contra Irán: "Mucho de lo que dicen sirve a sus intereses electorales y cubre sus fallos en Irak".

ASPERO RECIBIMIENTO El presidente de la Universidad de Columbia, Lee Bollinger, lo recibió con un jarro de agua fría, como los manifestantes a las puertas del centro. "Señor presidente, muestra usted todos los signos de un mezquino y cruel dictador", dijo ante el aplauso de los asistentes, muchos de ellos estudiantes judíos. "Su negación del Holocausto es sencillamente ridícula, porque es el acontecimiento más documentado de la historia", añadió. Ahmadineyad respondió que las palabras de Bollinger eran "un insulto al conocimiento de los presentes, además de ser afirmaciones incorrectas motivadas por la influencia de la prensa y los políticos estadounidenses".

Entre los comentarios del presidente iraní en Columbia, hubo uno para los homosexuales: "En Irán no se da ese fenómeno". Otro, a sus compatriotas: "Los iranís son felices". Un tercero, a las mujeres de su país: "Son las más libres del mundo". Y un cuarto, cuestionando los ataques del 11-S: "¿Por qué ocurrieron? ¿Qué los causó? ¿Quiénes estuvieron realmente involucrados?", se preguntó.