Irán no parece dispuesta a recoger el guiño que el jueves le brindaron las grandes potencias internacionales. El presidente, Mahmud Ahmadineyad, reiteró ayer la negativa a suspender las actividades de enriquecimiento de uranio con una declaración contundente. "La presión de algunos países occidentales para forzar a Irán a renunciar a sus derechos en materia nuclear no obtendrá ningún resultado", afirmó.

Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China), más Alemania, acordaron el jueves ofrecer un paquete de incentivos a Teherán a cambio del abandono de su programa nuclear. La respuesta de Ahmadineyad parece evitar toda esperanza de solución rápida al contencioso nuclear.

En este contexto, el jefe supremo de las 16 agencias de espionaje de EEUU, John Negroponte, aseguró ayer que Irán podía contar con la bomba atómica en el año 2010.