Ocurrió lo que era previsible y muchos temían. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, utilizó su discurso en la conferencia de la ONU sobre el racismo, inaugurada ayer en Ginebra, para lanzar una diatriba contra la creación del Estado de Israel y acusar a este país de "racista". Inmediatamente, los representantes de los 23 países de la Unión Europea (UE) que habían optado por no boicotear el evento abandonaron en bloque la sala.

Cuatro de los 27 países de la UE --Alemania, Italia, Holanda y Polonia-- ya habían decidido no asistir por temor a que, como ocurrió en la primera conferencia en Durban (Suráfrica) en el 2001, el encuentro equiparara el sionismo con el racismo y adquiriera tintes antisemitas. Estos cuatro países consideraron que el proyecto de declaración final no respeta las "líneas rojas" fijadas por la propia UE respecto a la estigmatización de Israel y la difamación de las religiones.

Otros países de peso como EEUU, Canadá, Australia o Nueva Zelanda, además de Israel, habían decidido también desde el principio boicotear la conferencia, conocida como Durban II, por los mismos motivos.

Al poco de haber empezado a hablar, Ahmadineyad criticó el establecimiento "de un Gobierno racista" en Oriente Próximo después de la segunda guerra mundial (en clara alusión a Israel). "Enviaron a inmigrantes de Europa y EEUU, bajo el pretexto del Holocausto, para establecer un Gobierno racista en la Palestina ocupada", afirmó, lo que provocó la retirada de los embajadores europeos. Minutos antes, tres manifestantes disfrazados con pelucas multicolor y narices rojas de payaso, que empezaron a gritar "¡racista, racista!" cuando Ahmadineyad subió al podio, fueron expulsados.

El discurso de Ahmadineyad provocó después todo tipo de condenas, incluida la del secretario general de la ONU, Ban Kimoon, que horas antes se había entrevistado con el mandatario iraní. En París, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó la intervención de Ahmadineyad de "llamamiento intolerable al odio racista". Pero la espantada de los embajadores europeos no oculta la división de la UE, que fue incapaz de adoptar una posición común sobre la conveniencia o no de participar en la conferencia. Y pese a que EEUU calificó el discurso de "execrable", la secretaria de EEUU, Hillary Clinton, afirmó que Washington proseguirá el diálogo con Irán.

ROCES La presencia de Ahmadineyad en Ginebra provocó otros roces diplomáticos. Israel llamó a consultas a su embajador en Suiza después de que el presidente suizo, Hanz Rudolf Mertz, mantuviera una reunión bilateral con Ahmadineyad, al margen de la conferencia. Un portavoz del Ministerio de Exteriores israelí expresó también su "decepción" por la participación de Francia y Gran Bretaña en el encuentro de Ginebra.

Para la ONU, que quiere que la conferencia, que sigue hoy, sea un ejemplo de unidad contra la discriminación racial, el espectáculo de ayer y el boicot son dañinos.