El coloso del aire, orgullo de la constructora europea Airbus, el A-380, acumula plomo en las alas. Su lanzamiento en el mercado se vio ralentizado, primero por problemas técnicos, y después por el estallido de la crisis financiera. Ahora, cuando empiezan a despegar los encargos --principalmente de los países asiáticos y del Golfo--, la avería sufrida ayer por el vuelo Singapur-Sídney de la compañía Qantas supone un duro golpe para la empresa con sede en Toulouse (Francia) cuando todavía pesa sobre ella la catástrofe del vuelo Río-París, que en junio del 2009 costó la vida a 228 personas.

La explosión, el incendio y el posterior desprendimiento de una parte de uno de los motores en pleno vuelo --seis minutos después de despegar-- puso a prueba la pericia del piloto de la compañía australiana. Gracias a unos nervios de acero, pudo controlar la situación y realizar un aterrizaje de urgencia en Singapur. Los 440 pasajeros y los 26 miembros de la tripulación no sufrieron más daño que un mayúsculo sobresalto, pero para Airbus el incidente puede tener consecuencias graves. La decisión de Qantas de dejar en tierra sus seis A-380 hasta que se conozca el origen de la avería no ofrece demasiada tranquilidad.

Se trata del primer percance de gravedad del A-380 desde que Airbus ultimó, en el 2007, el primer aparato capaz de transportar a más de 500 pasajeros. Aunque los expertos en aeronáutica consideran injusto culpar a la constructora europea hasta conocer las causas de lo ocurrido, las dudas sobre la fiabilidad del avión han empezado a surgir. Prueba de ello, la reacción de la bolsa. Las acciones de EADS --el grupo al que pertenece Airbus-- cayeron ayer en las plazas de París y Londres, igual que las del constructor británico Rolls-Royce, suministrador de los motores del avión de Qantas. De hecho, Airbus se apresuró a recordar que los cuatro motores del aparato, entregado a Qantas en septiembre del 2008 y con 8.165 horas de vuelo, son del tipo Trent 900 y fabricados por la prestigiosa marca de coches de lujo.

"INCIDENTE DE ROLLS-ROYCE" "Es un incidente de Rolls-Royce. El avión ha respondido correctamente y ha aterrizado sin ningún daño para los pasajeros", subrayó un portavoz de la constructora europea. Mientras el fabricante británico anunció ayer que examinará todos los motores Trent 900, Airbus reiteró que el calendario de entrega de los A-380 no se ha modificado. De momento, aunque dos tercios de los 37 aparatos en vuelo llevan los motores de Rolls-Royce, tres de las otras cuatro compañías que utilizan el modelo --Emirates, Lufthansa y Air France-- mantienen su programa normal de vuelos, mientras que Singapore Airlines decidió revisar sus 11 unidades y avisó de que ello supondría retrasos.

La empresa, que teme que este episodio dañe no solo su prestigio sino también sus perspectivas de negocio, ha reaccionado con una firme defensa de la fiabilidad del A-380, cuya primera unidad fue adquirida por Singapore Airlines por un importe de 216 millones de euros. El primer vuelo comercial recorrió justamente el trayecto entre Singapur y Sídney.