La satisfacción mostrada por la mayoría de los líderes mundiales ante el desarrollo de las elecciones del domingo en Irak tuvo su reflejo ayer en el rostro del primer ministro iraquí, Iyad Alaui. Con el respaldo de una afluencia masiva a las urnas, el dirigente lanzó un llamamiento a la unidad nacional para conducir a buen puerto el proceso político que se abre ahora en el país. Los clérigos sunís, sin embargo, cuestionaron la legitimidad de las elecciones, mientras que Al Qaeda advirtió de que seguirá sembrando el terror.

"Los terroristas saben ahora que no pueden ganar", proclamó Alaui, quien consideró necesario iniciar cuanto antes un diálogo nacional para "garantizar que la voz de todos los iraquís esté presente en el futuro Gobierno" del país.

MANO TENDIDA El primer ministro tendió la mano a los sunís y dijo que Irak ha entrado en "una nueva fase en la que todos los iraquís, hayan votado o no, deben trabajar juntos para el futuro del país". El gran ayatolá Alí Sistani, guía espiritual de los shiís iraquís, mostró ayer su satisfacción por la alta participación entre sus seguidores, que superó el 90%.

Si en las zonas de mayoría shií y kurda, en el sur y el norte del país respectivamente, se votó el domingo de forma masiva, preocupa el grado de abstención que se registró entre los electores de la minoría suní, que detentó el poder durante el régimen de Sadam Husein. Las autoridades insisten en que en estas zonas la afluencia a las urnas fue mayor de lo esperado, a pesar de que muchos colegios electorales permanecieron casi vacíos.

El Comité de Ulemas, órgano de los clérigos sunís, puso en duda el índice de participación del 60% del electorado adelantado por las autoridades, al afirmar que, en muchas de las zonas de gran implantación suní, apenas se votó. Su portavoz, el clérigo Omar Ragheb, citó como ejemplo las localidades de Samarra y Mosul, además de algunas áreas situadas en los alrededores de Bagdad. Según Ragheb, la escasa participación suní resta legitimidad a las elecciones, y aprovechó la ocasión para recordar que los comicios se han celebrado bajo la ocupación extranjera.

Sólo el recuento final de votos permitirá establecer el alcance de la abstención entre los sunís y el grado de representación que van a obtener en la Asamblea Nacional que ha de salir de las urnas. Un primer recuento se llevó a cabo ayer en las provincias, que han de enviar los datos a la oficina central en Bagdad para que los recopile. De momento, y según responsables electorales, los datos confirman que la asistencia a los colegios electorales fue mayor de la esperada en esas zonas.

El equipo de observadores de la ONU, que siguió el proceso desde la capital jordana, aseguró ayer que las elecciones iraquís cumplieron "en general con las normas internacionales".

OBSERVADORES LOCALES El informe definitivo se hará público en unos días, según avanzó el jefe de la misión, el canadiense Jean-Pierre Kingley. La inseguridad que reina en el país impidió que los comicios del domingo estuvieran supervisados por observadores extranjeros. Todos eran iraquís, salvo un centenar que trabajaron en la Zona Verde, el lugar más seguro de Irak.

En unas declaraciones hechas ayer a una televisión británica, el ministro de Interior iraquí, Falah al Naqib, anunció que dentro de unos 18 meses las fuerzas de seguridad de su país estarán en condiciones de proteger Irak sin la ayuda de fuerzas extranjeras. Alaui ha descartado, de momento, plantear la retirada de las tropas estadounidenses.

Al Qaeda divulgó ayer un comunicado en el que asegura que seguirá librando la guerra santa en el país hasta que "la bandera del islam ondee sobre Irak".