Las autoridades alemanas anunciaron ayer la detención de tres integrantes de una célula islamista que preparaba "atentados a gran escala" entorno al 11 de septiembre, mediante la explosión simultánea de varios coches bomba contra objetivos estadounidenses en Alemania.

La fiscal general, Monika Harms, señaló que los detenidos --dos alemanes convertidos al islam y un turco-- habían adquirido material explosivo suficiente para fabricar bombas con una potencia equivalente a 550 kilos de TNT y que pretendían atentar contra instalaciones frecuentadas por estadounidenses como bares, discotecas y aeropuertos. Aunque el blanco eran ciudadanos de EEUU, "hubieran muerto muchos alemanes", subrayó.

Harms se negó a dar más detalles, pero algunos medios de comunicación señalaron que, entre los objetivos, estaban el aeropuerto de Fráncfort y la base militar estadounidense de Ramstein. El ministro de Defensa, Franz Josef Jung, señaló que la amenaza era "inminente".

Los detenidos han sido identificados como Fritz G., de 28 años, Daniel Martin S., de 22 (alemanes conversos), y el turco Adem Y., de 29 años, todos ellos pertenecientes a la Unión de la Yihad Islámica, un grupúsculo que tiene sus orígenes en Asia Central y que apareció en el 2004 como una facción escindida del Movimiento Islámico de Uzbekistán. Los tres habían recibido entrenamiento en Pakistán.

AMENAZA "REAL" La cancillera alemana, Angela Merkel, se felicitó del "éxito policial" y subrayó que la detención de la célula pone en evidencia la necesidad de la cooperación internacional porque "el peligro terrorista no es abstracto, sino real".

El jefe del departamento penal de la policía federal, Joerg Ziercke, señaló que a los detenidos les movía "un profundo odio a los estadounidenses". Los tres arrestados estaban bajo vigilancia desde hacía seis meses, pero las autoridades decidieron intervenir cuando los sospechosos decidieron trasladar 730 kilos de peróxido de hidrógeno --con el que podían fabricar bombas de potencia equivalente a 550 kilos de TNT-- a una casa que habían alquilado en Modebach-Oberschlodorn, en Renania del Norte-Westfalia. Allí es donde se disponían a fabricar las bombas y allí es donde fueron detenidos.

BAJO SOSPECHA Ziercke explicó que uno de los sospechosos ya había sido detenido el 31 de diciembre por espiar en una base de EEUU en Hanau, pero fue puesto en libertad poco después. Los tres islamistas sabían que estaban bajo sospecha, pero siguieron con sus planes.

El ministro del Interior, Wolfgang Schaeuble, afirmó que los tres detenidos eran "terroristas muy peligrosos" y que, "obviamente, planearon los atentados bajo las órdenes de una red internacional".

La presencia en Alemania de células islamistas no es nueva. Uno de los pilotos suicidas del 11-S, Mohamed Atta, estableció su base en Hamburgo y el marroquí Munir al Motasadeq fue condenado en dicha ciudad como cómplice de la matanza.