"Soy fiel a mi deber de Rey y abandono el suelo de mi país". Con estas palabras, Umberto II de Saboya, padre del niño Víctor Manuel, de 9 años, se despidió de Italia en 1946, desde donde viajó a España y después a Portugal.

A las cinco de la madrugada del 6 de junio de aquel año, el resto de la familia zarpó de Nápoles. Terminó así, a los 34 días de haber accedido al trono, el reinado de Umberto II y el de la Casa de los Saboya, nacida en el noroeste de Italia en el año 1003.

Umberto II heredó de Víctor Manuel II su impopular y criticada pasividad durante el fascismo de Benito Mussolini, aprobando la conquista de Abisinia (Etiopía), las leyes raciales de 1938 que abrieron la puerta con posterioridad a la deportación de los judíos y la entrada de Italia en la II Guerra Mundial al lado de Adolf Hitler. Tras la contienda, en 1946, los ciudadanos italianos optaron por la república en lugar de la monarquía.