La OTAN se hundió ayer aún más en su grave crisis interna. Las intensas presiones diplomáticas efectuadas a lo largo de toda la jornada sobre Francia, Alemania y Bélgica resultaron infructuosas. Los tres países se negaron a levantar su veto a planificar el refuerzo de la defensa de Turquía de cara a una guerra con Irak. Estados Unidos, con el respaldo de España y los otros 14 aliados, reclama esas medidas militares desde el pasado 15 de enero.

Tras dos intentos fallidos a lo largo del día, el Consejo Atlántico logró reunirse después de las 6 de la tarde. Pero la reunión duró 20 minutos y sólo sirvió para constatar que "aún no es posible alcanzar un acuerdo", según reconoció el portavoz de la Alianza Atlántica.

El secretario general de la OTAN, George Robertson, en estrecha colaboración con EEUU y Turquía, estaba barajando anoche diferentes fórmulas para superar el actual cisma interno. Las consultas entre los países aliados continuaban anoche y el Consejo Atlántico tenía previsto reanudar la sesión hoy.

Francia, Alemania y Bélgica insistieron en que preparar el despliegue constituiría una señal prematura de guerra que malograría los esfuerzos por lograr una salida diplomática.

La resistencia de estos tres países exaspera cada vez más a EEUU, que les acusó de desacreditar a la OTAN. El intercambio de acusaciones abre cada día nuevas heridas, que serán muy difíciles de cicatrizar en el futuro y comprometerán la cohesión interna de la OTAN.