Decenas de localidades del norte de México se han quedado sin policías. Los agentes han abandonado las comisarías debido a las amenazas de muerte que han recibido de los diferentes cárteles de la droga. Las autoridades cifran en más de 60 los uniformados muertos por los narcotraficantes solo durante este año.

Uno de los Estados más castigados es Nuevo León, fronterizo con Estados Unidos y cuya capital es la ciudad de Monterrey, donde la guerra contra el narcotráfico se cobró solo durante el año pasado 251 vidas, 61 de ellas de agentes policiales.

La violencia en esta región ha repuntado estas últimas semanas por el enfrentamiento que libran los miembros del llamado cártel del Golfo y los de un grupo escindido, conocido como los Zetas.

"Nadie quiere ser policía", dijo a la agencia AFP el jefe regional de Seguridad Pública, Luis Carlos Trevino. Ante la falta de efectivos, las autoridades han hecho un plan para captar voluntarios que acepten ser policías en lugares como Herreros, Aldamá o Agualeguas. En esta última, en marzo apareció el cadáver decapitado del jefe de policía dentro del coche.