Más del 85% de las personas retenidas en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) no fueron aprehendidas por fuerzas militares de Washington, sino por miembros de la Alianza del Norte afgana, enemiga de los talibanes. Las detenciones tuvieron lugar en Afganistán, y también en Pakistán, donde se estaban pagando en aquel momento (2001) recompensas de hasta 5.000 dólares (3.900 euros) por cada presunto terrorista entregado a Estados Unidos. Así lo afirma un devastador informe de Amnistía Internacional (AI) hecho público ayer en Londres, que refleja de forma escalofriante la sistemática violación de los derechos humanos de miles de personas atrapadas en la guerra contra el terror.

DETENCIONES ILEGALES La práctica estadounidense de ofrecer recompensas de miles de dólares por la captura de presuntos terroristas sin identificar facilitó la detención ilegal y la desaparición de cientos de personas en Pakistán, entre ellas algunas mujeres y niños, familiares de los "terroristas". "El camino a Guantánamo empieza literalmente en Pakistán", señala en el informe Claudio Cordone, director general de Investigación de AI. "Centenares de personas han sido detenidas en operaciones masivas, muchas vendidas como terroristas a EEUU". De ellas, varios cientos han sido trasladadas a Guantánamo, a la base aérea de Bagram (Afganistán) o a centros secretos de detención controlados por estadounidenses.

Contra muchos de los detenidos no había más prueba que la palabra de los caza recompensas. Y eso lo prueba el hecho de que unos 300 presos, calificados de "terroristas" y "asesinos" por Washington, fueron liberados sin cargos en Guantánamo.

"En Pakistán apenas se conocían las desapariciones forzadas antes de la guerra contra el terror. Ahora es un fenómeno creciente que se ha extendido a nacionalistas baluches, sindis y también a periodistas", afirma Angelika Pathak, investigadora de AI en Asia meridional.

El carácter secreto de la guerra contra el terror no permite cuantificar con precisión el número de muertes, desapariciones o detenciones arbitrarias que se han hecho. Shaukat Sulktan, portavoz del Ejército paquistaní, afirmó en junio pasado que desde el 2001 habían dado muerte a 500 "terroristas" y detenido a más de 1.000.