Raúl Castro no fue la sombra de su hermano mayor Fidel, que en materia de competencia, terquedad y por desconfiado, no aceptaba ni sombra, incluyendo la suya propia. El general Raúl siempre ocupó nominalmente el segundo puesto, y ni eso era verdad: Fidel era solo él, para bien o para lo que fuera. Pero Fidel Castro, que este sábado cumple 90 años, como a todas horas recuerdan los medios en la isla, soltó de golpe y por sorpresa las riendas del país hace una década, cuando anunció que la naturaleza lo jubilaba por problemas de salud. Y desde entonces, Raúl ha introducido cambios que hace 10 años nadie podía presagiar.

En ocasiones se ha dicho que las decisiones más importantes se le consultan al "compañero Fidel" y de que está al tanto de todo. Pero las imágenes que se han dejado ver del hombre que es hoy ponen en duda que esto sea del todo e incluso parcialmente cierto. De pasar a convocar multitudes y de ocupar con sus intervenciones horas y horas de televisón, el comandante en jefe ha pasado a publicar sus reflexiones en el diario 'Granma', a conversar en un chándal Adidas con personalidades que recibe y en su casa y, muy rara vez, a aparecer en público. En cada ocasión, las fotos han mostrado a un hombre cada vez más envejecido, siempre sentado.

La última vez que se le vió fue durante la clausura del congreso del Partido Comunista, el pasado 19 abril. Hizo una intervención que casi sonó a despedida. "Tal vez sea una de las últimas veces que hable en esta sala", dijo. Poco antes había hecho una de sus reflexiones más notorias, durante la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a la Habana. Fidel Castro no ocultó su malestar. "No necesitamos que el imperio nos regale nada", escibió en el diario 'Granma'.

Las banderas de barras y estrellas

La visita histórica de Obama a La Habana, en marzo pasado puso colofón al restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, el 17 de diciembre del 2014, después de un período de conversaciones secretas con el Vaticano como mediador.Ahora, las banderas de las barras y las estrellas se ven desde en los coches hasta en las apretadas prendas de lycra, muy del gusto de las cubanas, sin que por ello sean acosadas por las Brigadas de Acción Rápida, formadas para “salir al paso a cualquier manifestación del enemigo” y “partirles las patas”.

El restablecimiento de relaciones con EEUU ha sido el cambio más espectacular de la nueva era pero no el único. Desde enero del 2013, se han introducido regulaciones migratorias que han permitido a los cubanos obtener un pasaporte para viajar a cualquier país del mundo que acceda a concederles un visado de entrada, en primer lugar Estados Unidos, principalmente al estado de Florida. Ahora los cubanos ya pueden volver al país donde nacieron.

Móviles y casas

Raúl ha ampliado y flexibilizado el trabajo privado, denominado aquí ‘cuentapropista’, que fue eliminado de golpe y porrazo por Fidel el 13 de marzo de 1968 cuando lanzó la Ofensiva Revolucionaria para borrar toda expresión de la clase media, la misma que le apoyó a tomar el poder en 1959.

Estos cambios han hecho posible que los cubanos hayan podido dotarse de simplezas tales como teléfono móvil, acceder a conexiones Wifi en los parques y , comprar o vender sus casas y automóviles. El sexto Congreso del Partido Comunista aprobó en 2011 aplicar la Actualización del Modelo Socialista con el consentimiento, entre otros aspectos, de una ley, aún timorata y no del todo atractiva, para dar incentivos a los inversores extranjeros.

También se inauguró el megapuerto del Mariel, a 45 kilómetros al oeste de La Habana, dotado de zona franca llamada a convertirse en el principal polo industrial de Cuba, que tiene por vecino, después de cruzar el Estrecho de la Florida, a Estados Unidos y que aspira a ser la base de tránsito para los súper buques que logran cruzar el recientemente ampliado Canal de Panamá.

Gracias a esta imagen de cambio y habilidades de los negociadores, a finales de 2015 La Habana consiguió renegociar su deuda con 14 países del Club de París, congelada desde la década de los 80, y obtuvo una condonación de 8.500 millones de dólares.

Octogenarios dirigentes

Para cerrar su ciclo, Raúl Castro anunció que en el 2018 abandonará el cargo de primer secretario del Partido Comunista, fuente real del poder en las naciones comunistas, y el de presidente del país. Le acompañarán en su retiro otros octogenarios dirigentes a los que se les denomina la Dirección Histórica de la Revolución.

El general recibió de su hermano un país en esencia culto, de hombres de ciencia, deportistas de oro, con acceso total a la salud gratuita; a la vez que empobrecido y ruinoso, sumido en una crisis de valores y con una juventud que mayormente considera que un futuro mejor pasa por la migración.

Por otra parte, recoge una isla que ha vivido por más de medio siglo bajo el tremendo peso del embargo -para las autoridades cubanas bloqueo- de Estados Unidos, y un país poblado de personas que ignoran lo muy rico que fue y lo empobrecido que será.

Es la misma Cuba que -a excepción de la permanencia del bloqueo que aún está por ver- Raúl Castro va a entregar a los que vengan cuando abandone el poder en el 2018. Entonces el general tendrá 87 años.