Aunque la procesión iba por dentro, tanto el primer ministro polaco, Donald Tusk, como el presidente checo, Vaclav Klaus, se esforzaron ayer en ponerle al mal tiempo buena cara tras el anuncio del abandono del proyecto del escudo antimisiles por parte de EEUU. "Yo no diría que es un fracaso para Polonia aunque, debido a nuestra posición geográfica, deberemos seguir preocupándonos por nuestra seguridad", dijo Tusk. Por su parte, Klaus se declaró "convencido al 100%" de que la decisión no significa un enfriamiento de la relación de EEUU y la República Checa.