Unos 47 millones de italianos estaban llamados a participar, entre ayer y hoy, en el referendo sobre la reforma constitucional que debe introducir el federalismo. Sin embargo, todo parece indicar que al final serán unos pocos los que decidirán si se aprueban los cambios, porque únicamente el 22,5% de los electores habían votado ayer a las siete de la tarde. Esto hace pensar que hoy, cuando a las tres de la tarde se cierren los colegios electorales, la participación no llegará a alcanzar el 50%.

Al tratarse de un referendo confirmatorio, no se necesita que la participación supere el 50%. La consulta será válida aunque no se llegue a ese porcentaje, y vencerá la opción que obtenga la mayoría simple que, según los sondeos, será el no. La decisión estará en manos de aquellos italianos que no se han cansado de la maratón electoral a la que les han sometido las autoridades del país, con la celebración, en menos de tres meses, de elecciones generales, municipales y ahora el referendo.

PRODI, EN CONTRA En caso de que gane el sí, una minoría aprobará una reforma que cambia radicalmente la Constitución de 1948, al modificar 54 de sus 139 artículos. Es la última reforma impulsada por el bloque conservador del exprimer ministro Silvio Berlusconi y a la que se opone el Gobierno progresista de Romano Prodi.

La mayoría de los italianos no entienden la reforma. Los que han decidido votar lo han hecho movidos por los partidos políticos con los que simpatizan. Durante la campaña, pocos se han dedicado a explicar a los ciudadanos italianos en qué consiste el verdadero núcleo de la reforma, es decir, la nueva división del Parlamento y el traspaso de competencias a las regiones, que podrán legislar de forma autónoma en materia de sanidad, educación y policía local.

Los sondeos preelectorales dan la victoria al no, con el 60% de los votos.