La primera ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern, sigue marcando la diferencia con su manera de dirigir el país oceánico. Para su segundo mandato, que consiguió el pasado 17 de octubre tras arrasar en las urnas con el 49% de los votos, ha escogido un Gabinete diverso y que roza la paridad: el 40% son mujeres, el 25% representa a la etnia maorí, otro 15% a la etnia de los pueblos del Pacífico, y un 15% pertenece a la comunidad LGTBI.

Durante la ceremoria en la que el Gobierno ha jurado sus cargos, este viernes en Wellington, Ardern ha subrayado que sus ministros "representan a Nueva Zelanda-Aotearoa", en referencia al nombre maorí del país, y ha asegurado que gobernará "para todos los neozelandeses".

De los 20 ministros que integran el Ejecutivo, cinco son maorís, etnia a la que pertenece el 16,5% de la población, con cinco ministros. Entre ellos está Nanaia Mahuta, experta en antropología social y que se encargará de la cartera de Asuntos Exteriores. Mahuta, con un 'moko kauae' -un tatuaje tradicional maorí- en la barbilla, ha jurado este viernes el cargo en su lengua nativa.

También lo ha hecho Grant Robertson, quien se convierte en el primer político que declarado abiertamente su homosexualidad en ocupar el cargo de viceprimer ministro de Nueva Zelanda, además de mantener la cartera de Finanzas, para el que fue nombrado en el 2017 durante el primer mandato de Ardern. Otros dos integrantes del Ejecutivo pertenecen a la comunidad LGTBI.

ALIANZA CON EL PARTIDO VERDE

También han jurado otros representantes maorís como Peeni Henari, en Defensa, y de las Islas del Pacífico, Carmel Sepuloni, en Desarrollo Social; y Kris Faafoi justicia e Inmigración. Asimismo Priyanca Radhakrishnan se ha convertido en la primera mujer nacida en la India que asume una cartera gubernamental en Nueva Zelanda, mientras que la maorí Marama Davison y James Shaw, colíderes del Partido Verde, asumen los ministerios relacionados con la vivienda y el medioambiente.

El Partido Laborista podría haber gobernado en solitario al haber sumado 65 de los 120 escaños del Parlamento, según los datos oficiales publicados este viernes, pero Ardern ha optado por mantener su coalición con los verdes, que lograron 10 diputados.

Este equipo "tiene perspectivas muy diferentes, talento, experiencia y, como ocurre en los momentos de crisis, un enorme compromiso con el país", ha añadido Ardern en la ceremonia en Wellington ante la gobernadora general, Patsy Reddy, representante de Isabel II en el país. Nueva Zelanda es miembro de la Commonwealth y, por tanto, la jefatura del Estado la ocupa la reina de Inglaterra.

La primera ministra ha subrayado que su prioridad es seguir luchando contra la pandemia y relanzar la economía, hundida por el impacto de la crisis del coronavirus. Igualmente, ha prometido impulsar proyectos de infraestructuras, sobre todo construcción de viviendas sociales e inversión en energías renovables, y trazar políticas para seguir reduciendo las desigualdades y la pobreza.

Durante su primer mandato, Ardern ha destacado por su buena gestión de la pandemia del covid-19 (cerró el país cuando solo había seis casos registrados y ningún fallecido) y el tacto con el que enfrentó la masacre de la ciudad de Christchurch de marzo del 2019, en la que un supremacista blanco asesinó a 51 personas en dos mezquitas. En este nuevo mandato, el reto más importante será seguir manteniendo a raya al coronavirus y remontar la peor recesión registrada en el país en décadas: tras 11 años de crecimiento económico, el PIB de Nueva Zelanda se ha contraído un 12,2% en el segundo trimestre del 2020.

LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA

En las elecciones del pasado 17 de octubre, los neozelandeses también votaron en referéndum sobre la legalización de la eutanasia. Según los resultados publicados este viernes, los votantes se mostraron masivamente a favor, con un 65,1% a favor frente a un 33,7% en contra. La ley sobre la eutanasia entrará en vigor en noviembre del 2021 y estipulará que un adulto mentalmente sano puede pedir una dosis de medicamentos letal si sifre una enfermedad incurable que puede provocarle la muerte en seis meses de manera "insoportablemente" dolorosa.

Los ciudadanos del país oceánico también fueron consultados por la legalización del cannabis con fines recreativos, pero en este caso ganó el 'no' con un 50,7% de los votos frente a un 48,4% del 'sí'.