Argentina resolvió no pagar una deuda de 2.900 millones de dólares (unos 2.600 millones de euros, más de 432.000 millones de pesetas) con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que vencía ayer, y entrará en suspensión de pagos si en 30 días no la cancela, según informó la prensa local.

El presidente argentino, Néstor Kirchner, tomó esa decisión tras fracasar los últimos y febriles intentos por alcanzar a un acuerdo con el organismo internacional. Kirchner pidió que no se asuste al país "con el caos y las siete plagas" antes de anunciar su postura.

LAS SOLUCIONES MAGICAS

El FMI reclama subir las tarifas de los servicios públicos --controlados por capital europeo--, una compensación a la banca por el coste de la devaluación y un superávit fiscal superior al 3% que permita a Argentina pagar a los acreedores.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández declaró que el Gobierno no quiere "repetir los métodos" que llevaron al país a su peor crisis económica. El Ejecutivo de Kirchner tampoco está dispuesto a "postergar más el desarrollo" o "pagar con reservas monetarias".

Como parte de esa política, el Gobierno ordenó al Banco Central que congele los 1.200 millones de dólares que Argentina depositó en el FMI como país asociado. El incumplimiento tiene lugar en vísperas de que Argentina presente su oferta para la reestructuración de la deuda con los acreedores privados, cuyo pago se suspendió a finales del 2001.

SUSPENSION DE PAGOS

Si Argentina decide no pagar su deuda, deben declararse en suspensión de pagos. Los efectos de esta medida se verifican a los 30 días. Después, el FMI puede impedir a Argentina disponer de las cuentas que tiene en el organismo.

Mientras, el índice que agrupa a las empresas latinoamericanas que cotizan en euros en la Bolsa de Madrid, el Latibex, perdió en la sesión de ayer 20,10 puntos (un 2,78%).