Ni en las negociaciones de paz de los vecinos países en llamas se las vio tan negras el mediador y premio Nobel Oscar Arias. De nuevo presidente de Costa Rica, Arias clamó de forma muy clara y contundente ayer por "un esfuerzo de flexibilidad para acercar posiciones".

Sin embargo, al cierre de esta edición los grupos designados por el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el gobernante de facto, Roberto Micheletti, amenazaban con levantarse de la mesa sin solucionar la crisis política que vive Honduras tras el golpe de Estado de junio. Los golpistas no querían dar marcha atrás y las conversaciones se tambaleaban.

Tras la discusión "franca y constante" del sábado, ambas partes mostraban "muchas diferencias", según Arias. La propuesta del mediador, con siete puntos para restituir en el poder a Zelaya, no pasaba del primer punto después de 11 horas de conversaciones.

Consultados por los representantes de Micheletti, los poderes hondureños no querían dar marcha a atrás de ninguna manera y rechazaban la vuelta de Zelaya como presidente, aunque fuera con poderes limitados y un Gobierno de conciliación. Poco después de reiniciarse ayer tarde el diálogo, el exministro de Defensa Aristides Mejía, miembro de la delegación del presidente depuesto, reveló que las posiciones se enconaban con duras críticas y amenazas de acabar con la estancia en Costa Rica y regresar a Honduras o al exilio.

Mejía dijo que la comisión de Micheletti se presentó con una propuesta distinta a la del mediador. "No discutiremos otra propuesta que no sea la de Arias. Si ellos están dispuestos a aceptar el punto uno, entonces podemos proseguir con los demás puntos, si no, estas conversaciones se terminan", expresó Mejía a la prensa.