En un solemne discurso ante el Parlamento, el presidente de Siria, Bashar al Asad, anunció ayer una retirada parcial de las tropas de Damasco en el Líbano. En una decisión que contentó en parte a la oposición anti-Siria en el Líbano pero que no agrada a EEUU, Asad dijo que las tropas se concentrarán primero en el valle de la Bekaa y después en la frontera entre los dos países. El presidente sirio señaló que con este repliegue Siria considera que cumple la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU que exige su retirada del Líbano, pero advirtió de que no significa el "fin del papel de Damasco" allí.

Mientras centenares de sirios se congregaban en las afueras del Parlamento para expresar su apoyo a Asad, el presidente sirio afirmó que su Ejército "no va a quedarse en el Líbano si hay consenso de que tiene que irse". Asad insistió en desmarcarse del asesinato del exprimer ministro libanés Rafic Hariri e instó a encontrar a los auténticos autores del atentado, "que se llevó a cabo para avivar los sentimientos hostiles contra Siria". El líder sirio abundó en la teoría de la conspiración al apuntar que el presidente palestino, Yasir Arafat, fue asesinado como Hariri.

Asad estructuró su discurso de una hora, interrumpido en varias ocasiones por aplausos de los parlamentarios, como una defensa ante las acusaciones internacionales, sobre todo las de EEUU e Israel, lanzadas contra su país desde los prolegómenos de la guerra de Irak. El líder sirio hizo especial hincapié en rebatir la acusación, reiterada ayer por Washington, de que Siria se ha convertido en el gran obstáculo para la paz en Oriente Próximo.

"La paz en la región no será una realidad hasta que recuperemos nuestros territorios ocupados por Israel", dijo Asad, en referencia a los altos del Golán ocupados por el Estado hebreo en la guerra de 1967. El anuncio satisfizo a medias a la UE, que la calificó de "avance positivo hacia una retirada total".