La libertad de Julian Assange, el fundador de Wilikeaks, puede tener las horas contadas. Las autoridades suecas han confirmado el envío a la policía británica de una nueva orden de extradición contra Assange, al que reclaman por supuestos delitos sexuales. El fugitivo, al que se cree escondido en algún lugar del sur de Inglaterra, niega las acusaciones.

El FBI ha hecho circular alrededor del mundo una foto del uno de los hombres más buscados en estos momentos. A pesar de las difíciles circunstancias en que se halla, Assange participó ayer en una entrevista digital con los lectores del diario The Guardian en la que confirmó que tanto él como sus colegas están tratando de protegerse de las amenazas de muerte que han recibido. "Las amenazas de muerte que hemos sufrido son de dominio público. Hemos tomado las medidas de las que somos capaces, cuando se trata de lidiar con una superpotencia". Assange no puede volver a su país de origen, Australia, porque las autoridades de Camberra están colaborando con Estados Unidos, deseosas de echar el guante a quien ha publicado decenas de miles de documentos diplomáticos secretos.

´NO´ DE AUSTRALIA "Durante las últimas semanas, la primera ministra de Australia, Julia Gillard, y el fiscal general , Robert McClelland, han dejado claro, no solo que mi retorno es imposible, sino que además están trabajando con gran diligencia para ayudar a EEUU en los ataques contra mí y contra nuestra gente", declaró Assange, quien creó la famosa página en internet en el año 2007.

"Siempre pensé que Wikileaks estaba llamada a jugar un papel mundial", afirmó. El huido no quiso discutir la irremediable captura que ayer la BBC daba como "inminente". "La Historia ganará. El mundo será un lugar mejor. ¿Sobreviviremos nosotros? Eso depende de ti". Mark Stephens, el abogado de Assange, indicó anoche que ni su cliente ni los colegas de este, habían sido contactados por la policía inglesa, ni tampoco habían tenido noticia de la orden de detención. "Tenemos un acuerdo con Scotland Yard", explicó el letrado, por lo que "si quieren contactar con Julian Assange, que nos llamen y nosotros les facilitaremos una reunión convenientemente".

En Francia, el ministro de Industria, Energía y Economía Digital, Eric Besson, pidió ayer que ningún servidor francés acoja a Wikileaks, por considerar "inaceptable" facilitar el acceso a una web que "viola el secreto de las relaciones diplomáticas y pone en peligro a las personas protegidas por el secreto diplomático", informa Elianne Ros. Después de haber sido expulsada por la norteamericana Amazon, el jueves pasado, Wikileaks encontró cobijo en el servidor OVH, localizado en el norte de Francia. "No podemos alojar a páginas de internet calificadas de criminales y rechazadas por otros estados en razón de prejuicios que suponen a sus derechos fundamentales", ha advertido Besson por escrito al consejo general de Industria, Energía y Tecnología, al que pide indicaciones para tomar medidas contra los operadores que reciban a Wikileaks. OVH evitó ayer pronunciarse sobre el requerimiento.

En EEUU, empresas y políticos siguen cerrando puertas hasta ahora abiertas a Wikileaks. EveryDNS.net, un proveedor de dominios de internet que ha dado direcciones de internet a más de medio millón de empresas, retiró el jueves por la noche el servicio a la web de Assange. El argumento esgrimido es que los ataques que estaba afrontando www.wikileaks.org amenazaban con desestabilizar el sistema.

CAMPAÑA EN CONTRA Esos ataques se empezaron a intensificar desde el domingo, el día en que la web fundada por Assange tenía previsto empezar a hacer públicos más de un cuarto millón de documentos diplomáticos. La decisión del proveedor de dominios llegó un día después de que Amazon, otra empresa estadounidense, expulsara de sus servidores a Wikileaks. La empresa famosa por sus ventas de libros en la red alegó que la web había violado su "política de uso aceptable". Actuó a instancias de un ayudante de Joe Liberman, un senador independiente que ha emprendido una campaña legislativa contra Assange.