Las autoridades iraquís acusaron ayer al Ejército de EEUU de matar a varios civiles, entre ellos mujeres y niños, en un ataque aéreo contra una población de la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad. El alto mando estadounidense, sin embargo, dijo ayer que los fallecidos --un total de 25-- eran milicianos chiís con los que libraron duros combates la madrugada del viernes.

El comunicado difundido por las fuerzas de EEUU sitúa el incidente en el pueblo de Jaysani al Imam, vecino a la localidad de Jalis, a unos 30 kilómetros al oeste de Baquba, la capital de Diyala. Según esta versión, tropas terrestres de EEUU penetraron en la zona y fueron atacadas por un grupo rebelde, armado con morteros y armas automáticas. Para repeler el ataque se pidieron refuerzos aéreos. El objetivo de la incursión, sostiene el comunicado, fue liquidar a un líder insurgente chií vinculado a las fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria de Irán.

Fuentes del Gobierno iraquí dijeron que además de los 25 muertos, entre ellos 7 niños, hubo más de 30 heridos y al menos 8 desaparecidos. El alcalde de Jalis, Oda al Jadran, explicó que parte de la víctimas pertenecían a grupos de autodefensa civil que iban armados para defenderse de Al Qaeda.

Entretanto, el director de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres, calificó ayer de "extremadamente dramática" la situación de los iraquís que escapan de la guerra, más de cuatro millones entre refugiados y desplazados.

CONTROL A BLACKWATER Por otro lado, la secretaria de Estados de EEUU, Condoleezza Rice, dijo ayer que Washington se dispone a implantar nuevas medidas para controlar a la empresa de seguridad privada estadounidense Blackwater, acusada de la muerte de 11 civiles iraquís el pasado 16 de septiembre. A partir de ahora, los convoyes protegidos por los mercenarios deberán llevar cámaras de vídeo.