Una pista de deportes fue el escenario escogido por un suicida para perpetrar una matanza en el pueblo de Shah Hassan Khan, en la convulsa provincia fronteriza del noroeste de Pakistán. La cifra definitiva de víctimas tardará en conocerse, pero a última hora de ayer la cadena de televisión local Express TV la situaba en 88 personas muertas y cerca de 40 los heridos. La policía ha atribuido el ataque terrorista a los talibanes.

El activista entró con su todoterreno en medio de un partido de voleibol e hizo estallar unos 300 kilos de explosivos. No solo acabó con la vida de muchos de los jugadores y de los cerca de 200 espectadores, sino que una veintena de viviendas se vieron afectadas. Los equipos de rescate trabajaban anoche en la búsqueda de personas que puedan haber quedado atrapadas entre los escombros.

La explosión fue de tal magnitud que se llegó a oír a casi 20 kilómetros del lugar. Mushtaq Marwat, un vecino del pueblo que en el momento del atentado esta rezando en la mezquita, explicó a la televisión local Geo TV cómo fueron los primeros instantes: "De repente oímos una enorme explosión, salimos a la calle y vimos cadáveres y heridos por todos lados".

Este nueva masacre de civiles llega cuando Pakistán aún lamenta los 43 muertos causados por otro suicida el lunes pasado en la ciudad de Karachi, durante la celebración del día sagrado de la comunidad chií.

El ataque de ayer es un paso más en la escalada de violencia que vive el país en los últimos meses, en los que los grupos insurgentes, que actúan sobre todo desde las zonas tribales fronterizas con Afganistán, han empezado a actuar indiscriminadamente contra la población civil. La ONU, que el año pasado perdió a 11 de sus trabajadores y sufrió un ataque en una de sus oficinas en Islamabad, planea retirar a parte de su personal.

El propio pueblo objetivo del atentado de ayer había estado controlado por esos mismos grupos protalibanes hasta que hace dos meses una acción conjunta del Ejército y de milicias formadas por los propios habitantes del distrito obligaron a los militantes a retirarse .

REPRESALIAS Mohammad Ayub Khan, jefe de la policía local, afirmó que el ataque podría ser una acción de represalia por la oposición de los habitantes del pueblo, que habían recibido numerosas amenazas desde que los milicianos protalibanes se vieron obligados a retirarse.

La localidad de Shah Hassan Khan, en el distrito de Lakki Marwat, está a 150 kilómetros de Peshawar, cerca de las zonas tribales de Waziristán en las que impera la ley de los clanes. De allí parten ataques hacia ambos lados de la frontera.

El atentado de ayer es un nuevo episodio de la guerra que están librando el Ejército pakistaní y las fuerzas de EEUU contra los grupos insurgentes de las zonas tribales, que incluyen a grupos talibanes locales, activistas extranjeros de Al Qaeda en Pakistán y militantes del grupo de Jalaluddin Haqqani, responsable de muchos de los ataques contra tropas occidentales en Afganistán. Precisamente, ayer un ataque estadounidense acabó con la vida de tres milicianos talibanes a menos de 100 kilómetros de Lakki Marwat.