Un coche bomba estacionado a la salida de la ciudad norteña de Trípoli estalló a primera hora de ayer al paso de un autobús con una veintena de militares libaneses. La explosión causó la muerte a 5 soldados e hirió a 30 personas. Es el segundo atentado que sufre el Ejército en menos de dos meses y, si bien nadie lo ha reivindicado, las sospechas apuntan hacia el extremismo suní.

Desde el acuerdo de reconciliación sellado en mayo entre las distintas facciones rivales libanesas y la formación de un Gobierno de unidad, las tensiones han amainado en el Líbano. Sin embargo, el Ejército sigue luchando contra una milicia suní cercana a Al Qaeda en las inmediaciones de Trípoli.