Los ataques en Semana Santa del 2019 en Sri Lanka demostraron que el Estado Islámico todavía es capaz de organizar atentados a gran escala contra ciudadanos europeos aunque la efectividad de las fuerzas de seguridad han impedido que se repitan este tipo de ataques, que siguen en descenso en el continente europeo. Según el informe anual presentado por la agencia Europol, el año pasado se registraron un total de 119 ataques (frente a 129 en 2018 y 205 en 2017), que dejaron 10 muertos, 27 heridos y 1.004 detenidos, el grueso en Reino Unido, Francia, Italia y España.

El balance constata un aumento de los ataques de extrema derecha, que pasaron de 1 a 6 (con 21 detenidos), y se concentraron en Lituania, Polonia y el Reino Unido. Hubo otros dos ataques ultras en Alemania que no fueron clasificados como terrorismo por la ley alemana, pero sí por europol.

«Pese a los esfuerzos por detectar y borrar los contenidos supremacistas blancos, las plataformas sociales siguen siendo un importante vector de propagación del extremismo de derechas», denuncia Europol que alerta también del uso de plataformas marginales -como Gab, Voat, 8chan- que se han convertido en paraísos para los movimientos de extrema derecha. Al igual que ocurre con los yihadistas, la principal amenaza emana de los llamados «lobos solitarios».

El informe también constata 26 ataques anarquistas y de extrema izquierda, en Grecia, Italia y España.