Una fuerte explosión sacudió ayer el centro de Ankara provocando la muerte de seis personas --cinco turcos y un pakistaní-- y heridas a otras 80. Previamente, el alcalde de la ciudad, Melin Gokcek, había cifrado la tragedia en cinco muertos y medio centenar de heridos, mientras que la televisión CNN Turk elevó la cifra de fallecidos a diez.

El atentado fue ejecutado presuntamente mediante un paquete bomba depositado junto a la puerta de entrada del Mercado Anafartalar, un céntrico edificio de la capital turca en cuyo interior hay un centenar de pequeños negocios, por lo que podría haber más muertos bajo los escombros. Fuentes gubernamentales no descartaron la implicación de terroristas suicidas.

La bomba explotó en plena hora punta, por lo que las inmediaciones del centro comercial se hallaban atestadas de personas que volvían a sus casas desde la céntrica plaza de Ulus, donde se encuentra el Mercado Anafartalar. Este hecho indica que los autores del atentado buscaban causar el mayor número posible de víctimas en un momento crítico para Turquía, a dos meses exactos para las elecciones.

A pesar de que ningún grupo terrorista ha reivindicado la autoría del atentado, el jefe del Estado Mayor, Yasar Büyükanit, apuntó indirectamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización terrorista que apoya la independencia de la población kurda de Turquía. En 1999 el PKK atacó con cócteles molotov un centro comercial de Estambul causando la muerte de 13 personas. El mismo Büyükanit avisó desde el lugar del atentado que el Ejército espera más atentados similares en Ankara y otras grandes ciudades de Turquía.