Una fuerte explosión cerca de la Embajada de Irán en Beirut, la capital del Líbano, ha causado al menos 23 muertos y más de un centenar de heridos este martes, según ha informado la televisión libanesa. La policía investiga las causas de la deflagración, que ha producido daños en edificios y vehículos próximos, pero algunos medios locales apuntan que puede haber sido causada por un coche bomba conducido por un suicida o por el impacto de un proyectil. Otras fuentes indican que algunos vecinos oyeron dos explosiones consecutivas.

Varias ambulancias se han desplazado al lugar del ataque, en el barrio de Janah, situado en la zona sur de Beirut y de mayoría chií. La zona es un feudo del movimiento chií pro-iraní Hizbulá y todo parece indicar que el atentado podría haber sido cometido por algún grupo rebelde sirio en represalia por el apoyo de Hizbulá al régimen del presidente sirio, Bashar el Asad.

Fuentes de la seguridad libanesa han anunciado la muerte del consejero cultural de la Embajada iraní, Ibrahim al Ansari, aunque Irán no lo ha confirmado. El embajador, Ghazanfar Rokn-Abadi, ha afirmado que "todas las personas que se encontraban dentro de la embajada están bien". El embajador no ha precisado si algún miembro de la legación diplomática se encontraba en las cercanías del edificio, que ha sufrido desperfectos.

CAMPO DE BATALLA

Tras la explosión, Janah -que ha sido escenario de diversas explosiones en las últimas semanas en las que han muerto y han resultado heridas decenas de personas- parece un campo de batalla. Numerosos vehículos han quedado calcinados, diversos edificios han sufrido daños en sus fachadas y en varios locales han estallado los cristales. Los equipos de rescate y voluntarios de la zona se esfuerzan por apagar el incendio que produjo la explosión y por evacuar a heridos en mantas y recuperar cadáveres de entre las llamas.

Desde que empezó la guerra en Siria en la primavera de 2011, la tensión en el Líbano ha aumentado y se han producido enfrentamientos y atentados vinculados al conflicto en el país vecino, que acoge a unos 800.000 refugiados sirios registrados (1.4 millones, según el Gobierno libanés). La mayoría de la comunidad suní del país apoya a los opositores armados que luchan contra Asad, mientras que los chiís están a favor del régimen de Damasco, al que sostiene también Irán.