La sede de las Naciones Unidas en Irak, situada en el Hotel Canal, en Bagdad fue objeto ayer del atentado más cruento de la posguerra iraquí, que le costó la vida al enviado especial de Kofi Annan, Sergio Vieira de Mello, y a otras 16 personas, así como heridas a varias decenas. El primer ataque contra la ONU, que de momento se ciñe a un papel humanitario en el país, cuestiona la capacidad de los soldados norteamericanos de mantener la seguridad en Irak, que ya vivió un fin de semana de sabotajes y numerosos ataques contra las fuerzas de ocupación.

Premonitorias fueron las palabras del propio Vieira de Mello cuando el mes pasado, ante el Consejo de Seguridad, dijo: "La presencia de la ONU en Irak es vulnerable para cualquiera que busque atentar contra nuestra organización". El atentado fue obra, según los primeros indicios, de un suicida. "He visto un camión, de color amarillo, que se empotraba contra la fachada del Hotel Canal y explotaba", declaró a la agencia France Presse Fayez Sarhane, uno empleado de la ONU que fue testigo del ataque. En el momento del atentado, "al menos 200 personas se encontraban en el inmueble", explicó Véronique Taveu, una de las portavoces de la organización.

EVACUACION DE HERIDOS

Los ingenieros militares norteamericanos enviaron equipos pesados para levantar los escombros y poder acceder a la gente atrapada. Sus helicópteros evacuaban a los heridos, mientras que los soldados se desplegaron alrededor del edificio, que quedó prácticamente destruido.

Bajo los escombros permaneció cuatro horas el enviado especial del secretario general de la ONU y alto comisionado de Derechos Humanos de la organización, que mantuvo contacto con el exterior con un móvil hasta su fallecimiento. A pesar de que su despacho se encontraba en el segundo piso, la explosión lo lanzó hacia la planta baja, bajo una barra de hormigón sobre sus piernas que lo inmovilizó.

"Sergio, Sergio", le gritó al representante de la ONU su consejero político, Ghasan Salamé, que recibió respuesta. En la segunda ocasión que vio a su jefe, Salamé le dijo: "No te preocupes, vendrán a buscarte. Te sacarán de ahí". Tras pedir agua a un guardia de seguridad, éste regresó al lugar, pero el cuerpo del diplomático brasileño estaba frío, "se había desangrado por las piernas", según relató Salamé.

Para el portavoz de la ONU en Nueva York, Fred Eckhard, lo ocurrido "no sólo es una tragedia personal, sino también un revés político para la misión de la ONU". El pasado día 7, la embajada jordana en Bagdad fue objeto de un atentado con 14 muertos. Pero el atentado contra la organización es un intento de desacreditar a la fuerza ocupante. "La impresión ahora es que EEUU está perdiendo el control", resumió Mustafa Alani, del Royal United Services Institute de Londres. El representante de EEUU en Irak, Paul Bremer, dijo que los terroristas "no se saldrán con la suya".

HERIDO ESPAÑOL

El capitán de navío Manuel Martín Oar, segundo del embajador español en Bagdad resultó herido de consideración en ambos brazos por la explosión, informó el Ministerio de Defensa.