TLta situación en Haití va un poco mejor. La calle tiene más movimiento, pero aun así tendrá que pasar mucho tiempo hasta que todo se normalice y los haitianos puedan volver a hacer una vida más o menos normal. Además, cada día encuentran decenas de cadáveres. Las máquinas mueven diariamente toneladas de escombros y debajo ellos aparecen cuerpos sin vida en estado de descomposición. El olor sigue siendo nauseabundo y el calor muy pegajoso, lo cual no ayuda. Dicen que los muertos se aproximan a los 200.000 y que tres cuartas partes de los edificios se han caído o están en mal estado. Una auténtica tragedia difícil de expresar en pocas palabras.

Por ello, la vida para la gente continúa siendo muy difícil aquí. Se le lleva agua y comida a cada vez más personas --algunas muy alejadas de donde estamos nosotros-- para que puedan alimentarse. Muchos no tienen posibilidades de acercarse a los lugares de avituallamiento y hay que llevarles lo imprescindible para que puedan subsistir mientras se encuentra una solución a la dramática situación que están viviendo y a lo que les espera en los próximos meses.

En el complejo hospitalario de Puerto Príncipe, y una vez pasado el ´atracón´ de pacientes, la situación está normalizada. En las camas de nuestro hospital habrá una treintena de enfermos, lo cual es un alivio para nuestros exhaustos cuerpos. Vamos a ver hoy (por ayer) a los últimos enfermos que nos quedan por operar y dentro de unas horas llegará el personal que viene a relevarnos. Ahora les toca a ellos continuar con los postoperatorios y con la curas que deben realizarse para evitar males mayores en la diezmada población de este país caribeño. Además, la ayuda psicológica también es crucial, ya que hay miles de personas que lo han perdido todo: familia, hogar y hasta el trabajo que tenían porque ha dejado de existir.

Si todo va bien, el miércoles regresaremos a España.