Unos siete millones de ciudadanos suecos están llamados hoy a las urnas para la elección de un nuevo Parlamento. Según todos los sondeos, la Alianza de centroderecha que encabeza el primer ministro, el conservador Fredrik Reinfeldt, mantiene una cómoda ventaja frente al bloque opositor de izquierda liderado por la socialdemócrata Mona Sahlin. Pero la mayor parte de la atención se centra en el previsible ascenso de la ultraderecha.

Las encuestas auguran que Demócratas de Suecia, una formación ultra, logrará entre un 6% y un 7,5% de los votos, con lo que superaría de sobras el 4% que constituye el mínimo necesario para obtener representación parlamentaria. Al contrario de lo que ocurre en otros países europeos, en el espectro parlamentario de Suecia no había sitio hasta ahora para la ultraderecha xenófoba.