La situación en Siria y Yemen, escenario hoy de nuevas manifestaciones contra los regímenes en el poder, concentra la atención sobre las protestas que sacuden el mundo árabe desde hace más de tres meses. En la capital siria, Damasco, se registraron enfrentamientos entre los manifestantes y la policía con numerosos detenidos, mientras miles de personas participaban en Deraa (sur) en el entierro de las víctimas de las últimas protestas en un ambiente de tensión, pero sin la presencia de fuerzas policiales. Los choques en Damasco, que en días pasados también fue escenario de protestas públicas parecidas, aunque sin víctimas mortales, se produjeron durante una marcha para pedir la liberad de los detenidos durante las últimas protestas y en solidaridad con las víctimas de Deraa, según las emisoras árabes. Decenas de personas han sido detenidas en Damasco a raíz de estas protestas, que están siendo más violentas que las manifestaciones en Deraa, donde hoy, durante los funerales, no se veía presencia de policías ni de tropas del Ejército, según pudo comprobar Efe. Esta ciudad siria vivió el pasado miércoles una jornada sangrienta cuando, según activistas de derechos humanos, las fuerzas policiales reprimieron con fuego real y materiales antidisturbios una protesta que se llevaba a cabo en esta ciudad y causaron numerosos muertos, hasta un centenar según algunas fuentes. Con el fin de reducir la tensión, el Gobierno sirio anunció ayer una serie de medidas, incluyendo el compromiso para derogar próximamente la ley de emergencia que está vigente desde 1962 y que, entre otras cosas, prohíbe las manifestaciones públicas. Además, el presidente sirio, Bachar al Asad, ordenó anoche liberar a todas las personas que fueron detenidas por las manifestaciones de los últimos días. La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que la policía de Siria está demostrando un "cruel desprecio hacia la vida de los manifestantes" al reprimir duramente las protestas públicas de los últimos días. En Yemen, una semana después de que medio centenar de personas murieran al ser tiroteadas en una protesta junto a la Universidad de Saná, miles de ciudadanos volvieron a reunirse hoy en el mismo lugar para exigir la renuncia del presidente, Ali Abdalá Saleh. A pesar de verse debilitado por esa matanza, que ha llevado a altos cargos del Ejército a unirse a los manifestantes, Saleh se presentó hoy en otra plaza de la capital yemení para llamar a sus seguidores a "resistir todos los desafíos". "Tenéis que garantizar la seguridad de Yemen y su estabilidad" para evitar "el caos y el derramamiento de sangre", manifestó el gobernante, en el poder desde 1990. Yemen se encuentra bajo estado de emergencia desde la matanza del pasado viernes, el hecho más grave registrado en el país desde que estallaron las protestas políticas contra el régimen de Saleh, en enero pasado. Las autoridades han negado que estuvieran implicadas en la matanza, aunque Amnistía Internacional instó hoy al Gobierno a impedir que sus fuerzas de seguridad recurran a armas letales. "Después de la horrible matanza de docenas de manifestantes el viernes pasado, es muy inquietante que los dirigentes yemeníes hayan dado a las fuerzas de seguridad mayores poderes con la nueva ley de emergencia en lugar de frenarlas", indicó AI en un comunicado. Según la ONG fueron al menos 52 personas las que murieron en las manifestaciones del viernes pasado en la capital yemení como consecuencia de la acción combinada de francotiradores apostados en los tejados y las fuerzas de seguridad en la calle. En Jordania, unos treinta manifestantes resultaron con heridas leves por pedradas lanzadas por desconocidos durante una protesta pública convocada anoche en una plaza de la capital jordana, informaron hoy varios testigos. Las fuentes dijeron que los heridos fueron tratados en puestos médicos improvisados instalados en el mismo lugar, la plaza Gamal Abdel Naser, donde centenares de manifestantes han instalado tiendas para mantener una vigilia en su protesta política.